Cuando estamos juntos, ordenamos que se pare el tiempo.
Suspendida en el aire, la arena que cae dentro del reloj de arena supera la
gravedad. El tiempo se detiene.
La felicidad es nuestro estado de gracia, y nuestros rostros
no conocen mas que la sonrisa del otro.
Todos los días nos despertamos con el canto de los pájaros,
con el aroma primaveral de las flores.
Los días se pasan en una agitación apasionada, con viajes
por los sueños más bellos que somos capaces de soñar.
Nos sumergimos en las aguas cálidas de las playas más
impresionantes jamás imaginadas, volamos sobre paisajes que ni siquiera Dios
podría crear.
Nos contemplamos a la hora de dormir, abrazados, dejando
nuestros espíritus libres para que se amen.
Cuando cae la noche, llamamos a nuestro mundo la luz de las
estrellas, que nos vela el sueño con un brillo especial y fascinante.
Con los ojos cerrados, puedo sentir tu aire de niña traviesa
tocando mi corazón, con el mismo encanto que caracteriza nuestra pasión.
Sentados, ahora, en la cima del Mundo de los Sueños, vemos
nacer el sol como si fuera la primera vez, cuyos rayos dan brillo a tu cabello largo y rubio.
Tomados de la mano, miramos, juntos, el cielo.
Este mundo es sólo nuestro.
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